16 de julio de 2012

¡YO SI SE QUIEN ES ELLA!



Un anciano llegó a la cola de la Seguridad Social, recogió su tiket de espera y miró con frustación el reloj que marcaba en número. Había diez por delante él. A medida que pasaba el tiempo se ponía visiblemente más nervioso.
Una joven que estaba atendiendo en una de las mesas, le observaba.
Coincidió que le tocó con ella. Con curiosidad le preguntó:
- He visto como estaba Vd. muy nervioso ¿Le pasa algo? ¿Tiene algún problema?
- No hija, gracias -respondió el anciano- Es que tengo una cita muy importante con mi mujer y temo que pueda llegar tarde.
- Seguro que no se enfadará si le explica el motivo -le comentó la joven-
- No, ese no es el problema. Ella desgraciadamente ya no tiene percepción de las horas, ni siquiera me reconoce, no sabe quien soy yo. Voy a verla todos los días, a la misma hora, a la Residencia y temo que hoy me retrase.
- ¿Porque va a verla todos los días si ella no sabe quien es usted? -preguntó la joven asombrada-
- ¡PORQUE YO SI SE QUIEN ES ELLA! -respondió el anciano- y sus ojos se llenaron de ternura.
Con mis mejores deseos de Paz Profunda
Sagoan 

SABER SOLTAR


Saber soltar



Sentimos pesar cuando nos agarramos a las situaciones o nos involucramos excesivamente en las mismas. Nos olvidamos de que estas situaciones son externas a nosotros. Todo lo que se necesita es saber soltar y desprendernos de ellas. Una vez conseguimos esto, recuperamos la felicidad y la paz y podemos volver a sonreír. Cuán a menudo hemos vuelto la vista atrás en relación a algún problema previo y nos hemos sorprendido de cómo nos dejamos afectar tanto innecesariamente.

El arte de vivir desde el interior hacia el exterior es tal que no sólo nos capacita a desprendernos de aquello que está fuera, sino que nos desarrolla tal fortaleza que nos protege e impide que nos atrapemos en nada.

Cuando sabemos soltar todas las cosas externas a nosotros y nos liberamos, empezamos a sentir un estado de estabilidad lleno de tal felicidad que no importa lo que suceda, no lo podemos perder. La felicidad contiene los poderes de la paz y del amor. Cuando hay paz y felicidad sentimos que tenemos auto-respeto y que somos fuertes, que no somos una persona fácilmente alterable y de estado de ánimo cambiante.

Necesitamos poner atención a la calidad de pensamientos que permitimos en la mente. Esto es sensatez. Después de todo, es nuestra mente. Los pensamientos deberían ser puros, elevados y determinados. Entonces, simplemente observemos los resultados: experimentaremos paz de la mente.

Preguntemos a nuestro corazón: ¿Tengo pensamientos puros y sentimientos positivos hacia todos incluyéndome a mí mismo/a? ¿Presto atención a esto, convirtiéndolo en mi prioridad a medida que me muevo por la vida? Tales sentimientos crean una energía que automáticamente fluye hacia el exterior, protegiéndonos de las influencias negativas.
 

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