Hola amigos y compañeros en el camino de la Vida.
El camino no es fácil en estos tiempos en los que hemos decidido vivir.
Parece que nuestra parte oscura toma las riendas de la sociedad para intentar demostrarnos que su guerra está ganada, o tal vez lo peor de nosotros mismos sale a la superficie para que sea sanado.
Había una vez, hace muchos años, un hombre que caminaba, por las oscuras calles de una ciudad, llevando en sus manos una lampara de aceite encendida.
A la vuelta de una esquina se encuentra con otro caminante.
El caminante le mira en la oscuridad y le reconoce. Es su amigo Ben, el ciego del pueblo. Entonces le dice:
- ¿Qué haces Ben, tú ciego, con una lampara de aceite, encendida en la mano? Si tú no puedes ver...
Entonces el ciego le respondió:
- Yo no llevo la lampara para ver mi camino, yo lo conozco de memoria, puedo caminar en la oscuridad, tengo experiencia y estoy acostumbrado.
Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí.
No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también que otros puedan servirse de ella. Muchas veces en vez de alumbrar el camino lo que hacemos es oscurecerlo a través del desaliento, la crítica, el egóismo, el odio, el resentimiento...
Seamos portadores de la lampara de aceite, encendida y que la LUZ MAYOR ilumine a nuestra LUZ MENOR para sembrar la Armonía y la Paz Profunda en nuestros corazones.
Sagoan