26 de agosto de 2011

TODOS LLEVAMOS LA MOCHILA LLENA...



El maestro narró a sus discípulos el siguiente relato:

- Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra, igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar.

¿Qué piensan ustedes de ese hombre? Preguntó el maestro

- Que es un necio -respondió uno de los discípulos- ¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?

Dijo el maestro: - Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos.

Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro.
Así dijo el Maestro, y los discípulos se hicieron el propósito de no cargar nunca el peso del odio o del resentimiento.

Paz Profunda
Sagoan

RECORDAR las ALPUJARRAS




Hace bastantes años que estuve en las Alpujarras. Cuando me impregne de ellas entendí las palabras de Cayetano Arroyo al elegir esa belleza como último tramo de su camino.

¿Quién no ha oído el canto de un ruiseñor sin admirarlo?
¿Qué mortal no se ha sentado frente al mar sin sentir respeto?
¿ Cuántos no se inclinan ante la majestad de las montañas o la infinidad del cielo?
Y todas estas cosas son producto de una SOLA COSA,
por eso el sabio viéndolas a ellas,
no ve sino a esa SOLA COSA que le da sostén.

Con mis mejores deseos de Paz Profunda,
Sagoan