- Maestro, por más que estudio los libros sagrados no soy capaz de retener sus enseñanzas, se me olvidan. Y digo yo maestro, para que estudio??
El maestro no le respondió de momento pero, al cabo de un rato, le dijo al discípulo:
- Toma este colador y tráeme un poco de agua del río en él.
El discípulo estuvo más de media hora intentando retener el agua en el colador, pero...a dos pasos del río, el colador se vaciaba.
- Maestro, soy incapaz e retener el agua en el colador, según me dijiste, he fallado la prueba.
- No, no has fallado, le dijo el maestro, mira lo limpio que está el colador, al pasar el agua por él, dispuesto para realizar su función, que es colar, dejar pasar lo importante y retener la suciedad.
Así es tu mente, deja pasar lo realmente importante para que se aloje en tu interior y retiene los pensamientos inútiles.
Las enseñanzas son como el agua, pasan a tu interior para desarrollarse en él y limpian tu mente para nuevos conocimientos. Te mente cotidiana no retendrá palabra por palabra, pero la esencia, lo importante pasará a formar parte de ti.
Cuando tengas una edad como la mía no te preocupes de lo que olvidas, ocúpete mejor de lo que retienes.
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