27 de marzo de 2009

LA PIEDRA DE SAGOAN - INTRODUCCION



LA PIEDRA DE SAGO-AN
La Piedra Filosofal

Ángel Gómez Sáez

La piedra de Sago-an
© Ángel Gómez Sáez
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Índice

Introducción
Capítulo primero- ¿Quién eres?
Capítulo Segundo- Las circunstancias
Capítulo Tercero- El trabajo interno
Capítulo Cuarto- Las impresiones
Capítulo Quinto- El inicio del camino
Capítulo Sexto- Las herramientas
Capítulo séptimo- La transformación



Imitando a mis Hermanos Mayores
de la Rosa y la Cruz que,
respetando mí libre albedrío,
han guiado mis pasos y
han ido haciendo crecer en mí
la Rosa del conocimiento.


A mi Rosa Maria, alma gemela que,
con su complemento,
me ayuda a subir,
de instante en instante,
la escalera de la autorrealización.


O a todos los que con sus acciones,
positivas y negativas,
han creado en mí la experiencia
para expresar lo que siento y lo que creo.

SAGO-AN


PARA LLEGAR A LA CIMA DE LA MONTAÑA

ME INDICARON MUCHOS CAMINOS,

PREGUNTÉ A MÍ SER CUAL ERA EL MÍO.

ELÍGELO, ME RESPONDIÓ, Y EJERCE TU LIBERTAD


INTRODUCCION

Otoño, frío y lluvioso, con el campo preparado para dormir el sueño del invierno, renaciendo de nuevo en primavera.

Los árboles cambian su cuerpo. Lanzan sus hojas muertas a la Madre Tierra, alimentando su energía.

Dormido en mi sueño tropecé con una piedra.

- ¡Ten cuidado!
Mira por donde caminas. Me has pisado.

- ¿Quién me habla?
¿Quién eres tú?

- Soy una piedra.

S - ¿Una piedra?
Las piedras no hablan.
Las piedras no tienen vida.

P - ¿Por qué sabes que las piedras no hablan?

¿Eres acaso piedra para saberlo?

¿Por qué sabes que las piedras no tienen vida?
¿Eres acaso piedra para sentirlo?


¿Crees que solo es real todo lo que puedes ver, oír y tocar?

¿Eres incapaz de aceptar otras realidades que no se acomoden a tu mundo de ensueños?


S - Me encuentro totalmente ridículo hablando con una piedra.
Desde niño me han enseñado que los minerales son costras muertas de la naturaleza, carentes de vida. Esto está científicamente demostrado.


P - Has dicho la palabra mágica para el hombre, cuando es incapaz de comprender otras formas de vida se agarra a su "científicamente demostrado".

A lo largo de los siglos vosotros, los hombres, habéis estado demostrando "científicamente" lo que en siglos posteriores ya no era válido "científicamente"

El hombre en evolución continúa parcelado. No ha sabido encontrar el nexo de unión entre la ciencia, la filosofía y el espíritu.

La ciencia, para el hombre, representa el logro sobre la naturaleza para conseguir el ocio.

El hombre primitivo no tenía tiempo para el ocio, su gran preocupación era la supervivencia individual, su instinto primordial era la perpetuación de la especie.

Su evolución está basada en el temor. El temor a los ciclos de la naturaleza, cambios climáticos, cataclismos, frío-calor, etc. pero sobre todos ellos predominaba el ciclo día-noche.

Para el protohombre el día y la noche representaban un misterio, no tenía una explicación racional, solo era consciente de sus efectos. Su mente primitiva asociaba la oscuridad con el peligro de su supervivencia, el riesgo en las noches aumentaba al estar menos protegido de sus depredadores naturales.

Aún en la época actual, después de 1.000.000 de años, los niños y algunos adultos temen a la oscuridad.

Lleváis dentro de vuestra psiquis los temores ancestrales.

El trabajo del hombre era sobrevivir.

A lo largo de miles de años de evolución el hombre primitivo fue aprendiendo, a través de penosas experiencias, que se encontraba más protegido de una forma colectiva que individual, dando origen a una primitiva organización del trabajo.

La invención de herramientas y su utilización especializada, en principio como armas para cazar y después como utensilios domésticos mejoraron la calidad de vida creando a su vez otras expectativas que contribuyeron a mejorar las herramientas ya existentes y creación de otras nuevas.

Este trabajo en común liberó algunos momentos de reposo que sirvieron para pensar en mejorar el mismo trabajo y por consiguiente conseguir más tiempo de ocio.

El instinto de perpetuación de la raza, el temor y la organización del trabajo, a grandes rasgos, son los caminos que el hombre primitivo tuvo que recorrer hasta conseguir su bien merecido tiempo de ocio.

A través del trabajo, su organización y experimentación tuvo su origen la ciencia. La obtención de mejores resultados y la invención de nuevos métodos para hacer el trabajo menos costoso originó el ocio, el tiempo de pensar, la evolución de una mente animal a una mente racional en busca de conocimiento y evaluación de resultados.

El siguiente paso fue la ideación, el análisis, la teorización, la imaginación y la filosofía-religión.

El hombre primitivo temía todo lo desconocido, le daba un sentido mágico y misterioso a los fenómenos naturales.

El sol, los vientos, la lluvia, el relámpago, fueron para él causas de temor y adoración.

Personificaron los fenómenos naturales de tal manera que llegaron a creer que cataclismos y desgracias eran debidos a enojos de esas deidades.

Aquí nació otra creencia que ha acompañado al hombre hasta nuestros días, la superstición.

La forma de aplacar la ira de las deidades era hacer sacrificios, incluso de seres humanos, para así congraciarse con ellos, como hasta los tiempos del pueblo de Israel en los que los sacrificios humanos eran frecuentes, rito que trato Moisés de erradicar.

Apareció la figura del intermediario entre el hombre y los dioses, eligiendo entre los hombres de la tribu a los encargados de dirigir los sacrificios creando la casta de brujos, hechiceros y sacerdotes.

Estos caminos vivificaron en el hombre para que la semilla del espíritu se ajustara en la conciencia.

La ciencia es cultural, la unión de la ciencia y la filosofía da lugar al conocimiento y de la unificación de las dos con el espíritu nace la sabiduría.

S - ¿Cual es tu nombre? ¿Quien eres tú?

P- Llámame simplemente piedra si quieres ponerme una etiqueta.

Soy el Conocimiento

La Piedra Filosofal de los alquimistas.

El Grial de los templarios.

La Rosa de los rosacruces.

La Cábala de los judíos.

La Cruz de los gnósticos.

La unión de todos los conocimientos que se desgajaron de la sabiduría única con la confusión de ideas de una Babel humana.


S - Piedra, quiero que me enseñes el Conocimiento, que seas mi Maestro, que me ayudes a recorrer este valle de lágrimas.


P - Yo te lo enseñaré, pero el Maestro aparece cuando el discípulo está preparado.

Te enseñaré a prepararte para que trabajes en ti mismo.

Para que aprendas con conocimiento y no con dolor.

Para poder dirigir tu propia vida y ser responsable de tu libertad.

Para que seas tu propio Maestro.

En síntesis te ayudaré a DESPERTAR.

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