Poco a poco fue subiendo la temperatura del agua, y la rana saltarina acondicionandose a el agua.
Cuando la temperatura llegó casi a la de ebullición y la rana empezo a quemarse, decidió saltar fuera del perol. Ya no pudo, había consumido toda su energía en acondicionarse. No tenía fuerza para saltar. Debería haber saltado antes, cuando podía hacerlo. Murío quemada.
Cuantas veces en la vida aguantamos y aguantamos en una circunstancia y cuando queremos saltar...ya no podemos, nos falta la fuerza y caemos en la frustación y en la falta de autoestima.
No pierdas tu capacidad de rana saltarina. Gestiona tus decisiones sin miedos!!!
Paz Profunda, compañero del camino...saltarin de obstáculos.
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