29 de septiembre de 2011

PENSAMIENTOS FRENTE AL ESPEJO...



DICE EL ESPEJO...

Desde el momento que nacemos empezamos a desarrollar patrones de conducta.
Cuando éramos pequeños y teníamos sed, frió, calor o frustración, lo manifestábamos llorando para requerir la atención de los demás. En muchas ocasiones se nos daba de comer cuando llorábamos insistentemente.
De esta forma en nuestra mente infantil se estableció un implante emocional que asociaba el comer con la solución a cualquier problema de angustia. No es extraño que ya de mayores, con preocupaciones y ansiedad, tengamos tendencia a comer.  

También en la infancia, en la relación con nuestros padres, tendíamos a ser como ellos deseaban que fuéramos para sentirnos aceptados y a la vez para aceptar a nuestros padres porque “eran así”. Con esta forma asociamos que  “nosotros éramos así” sin posibilidad de cambio.

Nuestro comportamiento actual es el resultado de las experiencias adquiridas en la infancia y su influencia es enorme.

De manera subconsciente creamos en nuestras vidas patrones o implantes emocionales que reflejan la experiencia al lado fundamentalmente de nuestros padres. Por tanto tendemos a establecer relaciones sociales o de amistad con personas que se asemejan a nuestros padres.
Esas relaciones con los demás son un reflejo de las relaciones que establecían nuestros padres con la gente. Si eran amables tendemos a ser amables y se eran hoscos y resentidos tenemos también la misma tendencia. De la misma forma la búsqueda de pareja se hace en este mismo sentido, a veces más de una vez. 
No tenemos por qué resignarnos a vivir siempre con nuestros actuales patrones de comportamiento. Los patrones negativos pueden oponer resistencia, pero no son invencibles.
Es posible que el espejo tenga razón...
Paz Profunda,
Sagoan

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