9 de febrero de 2013

El vino puede sacar cosas que el hombre se calla...


Si señor... si señor,
el vino puede sacar cosas que el hombre se calla,
que deberían salir cuando el hombre bebe agua.

Va buscando pecho adentro por los silencios del alma,
y les va poniendo voces y los va haciendo palabras.

A veces saca una pena que por ser pena es amarga,
sobre su palco de fuego la pone a bailar descalza.

Baila y bailando se crece, hasta que el vino se acaba,
y entonces... vuelve la pena a ser silencio del alma.

Si señor...
el vino puede sacar cosas que el hombre se calla.

Cosas que queman por dentro, cosas que pudren el alma,
de los que bajan los ojos, de los que esconden la cara.

El vino entonces libera la valentía encerrada,
y los disfraza de machos como por arte de magia.

Y entonces...
son bravucones hasta que el vino se acaba,
pues del matón al cobarde, solo media la resaca.

Si señor...
el vino puede sacar cosas que el hombre se calla.

Cambia el prisma de las cosas, cuando más les hace falta,
a los que llevan sus culpas como una cruz a la espalda.

La impura se siente pura como cuando era muchacha,
y todo tiene colores de castidad simulada,
pues siempre acaban el vino los dos en la misma cama.

Si señor...
el vino puede sacar cosas que el hombre se calla.

Pero... que lindo es el vino,
el que se bebe en la casa del que está limpio por dentro 
y tiene brillando el alma.

Que nunca le tiembla el pulso cuando pulsa una guitarra,
que cuando tiene un pecado siempre se nota en su cara,
que bebe el vino... por vino
y bebe el agua... por agua.

(Alberto Cortez)

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