29 de mayo de 2009

DIALOGOS CON EL ESPEJO. CAPITULO I




Queridos compañeros de viaje os presento el primer capitulo del nuevo libro que he empezado a escribir y que tanto me está costando hacerlo. Es como si mis ¨amigos¨ me hubieran dejado que me las arregle por mi cuenta. Pero si las musas de la inspiración me visitan, que me encuentren trabajando.




CAPITULO I


La subida a la montaña es tortuosa y difícil si no he aprendido a dejarme guiar por el propósito que los Maestros conocen y sirven.




Desde la RAIZ roja del árbol de mi columna vertebral hasta la CORONA dorada de la cabeza, se extienden los trabajos conscientes que voy realizando para subir la vibración energética de todos mis planos de consciencia.



Es mi misión en esta parte densa.



Conocer muchas vías y caminos es a veces una complicación en la decisión de seguir un proceso simple.






Nunca sé si es el camino correcto, pero ¿correcto? ¿Con respecto a que? Las circunstancias que se generan, son los efectos de la causa de haber elegido ese camino. ¿Son buenas o malas? ¿Con respecto a que o a quien son buenas o malas?



Mi espejo me dice que lo importante del camino es el acto de elegirlo o dejar que me elija a mí y caminar por él. A partir de ese momento de decisión todo el universo se pone en funcionamiento para ayudarme a que se realice lo que he pedido.



Si creo que lo que he elegido me va a dar la felicidad que anhelo, las circunstancias me van a dar la razón o me la van a quitar. Pero no puedo echar la culpa al universo por las circunstancias que yo he creado.



Tengo que estudiar y conocer para que cuando tome mis decisiones estén cada vez más de acuerdo con las leyes universales.



Si tomo un helado de fresa, lo normal es que sepa a fresa, no á melocotón.



Cuando tomo una decisión de fresa, el resultado es fresa. ¿Por qué espero y pretendo que sea melocotón? ¿Por qué le echo la culpa a los demás de que no sea melocotón?



Puede ser que cuando tomé el helado estaba tan entretenido en mirar lo que los demás hacían o esperaban de mí que no fui consciente del helado que elegía.



¿En que me baso para tomar mis decisiones? La mente racional, que es muy joven, sabe lo que sabe, lo ha aprendido y guardado. Con estos conocimientos hace una arquitectura, negocia con las emociones y da una resolución, que por experiencia deduzco que no es siempre la mejor.



Entonces, ¿Tengo que dar crédito a mi mente racional siempre? Si solo reacciona y resuelve con los conocimientos que tiene almacenados, siempre reaccionaría igual, como un programa de ordenador, en respuesta a su memoria.






Pues no, llega el centro emocional y quiere dirigir nuestro pequeño universo. Me parece que como el que utiliza cinturón y a la vez tirantes para sus pantalones, no es mucho de fiar.






Para desconsuelo de psiquiatras y psicólogos, la mente parece que funciona como le da la gana, de forma organizada hasta la angustia o de forma caótica hasta el desequilibrio mental.



Cuando a nivel del cuerpo físico tenemos un desequilibrio, todos nuestros centros, mental, emocional, instintivo-sexual y motor tienden a equilibrar esa anomalía integrando y evitando la separación.






Si se logra la fusión con el todo, esa anomalía desaparece y el órgano sigue cumpliendo su función.






Si estos centros no logran la integración y opta por independizarse (fisión), aparecerá la enfermedad y el desorden.



Este proceso que hacemos de la manera más natural, nos asusta y angustia cuando utilizamos nuestra mente racional para intentar comprenderlo. Pero claro, es que estamos preguntando por el nombre de la calle al que no es del pueblo.



Hay que buscar al aldeano, al que no solo conoce el pueblo y sus calles, sino también a sus vecinos: nuestro cuerpo emocional.



Resulta que en el armario ya tenemos tres cuerpos para salir de viaje, el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental.



Es como si trabajásemos en una gran empresa y fuéramos el último peón. Hacemos nuestro trabajo a nuestra manera y con normas que no entendemos y no sabemos que es lo que hace con ello la Alta Dirección de la Compañía.



Con unos cuerpos adaptados para ser Director General, a imagen y semejanza de la Alta Dirección (… y los Hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas y se unieron a ellas…) pero con unos implantes o patrones condicionantes a nivel mental que, en teoría, impiden que comamos la manzana del árbol de la vida y nos contentemos con la del árbol de la dualidad bien/mal (… para que no puedan ser como Nosotros).



Algunas razas protohumanas (Adanes) con un cerebro rectiliano – supervivencia y procreación- son escogidas para implantar en ellas un nuevo cerebro (manzana) productor de una nueva cualidad, la emoción, asociada a la energía femenina (Evas)



La Delegación de la Compañía, donde yo trabajo, ha empezado a tener competencia de otras Compañías, que ofrecen mejores condiciones de trabajo, motivaciones, carrera profesional, mejoras sociales, libertad de expresión y libre albedrío.



Le pregunto al espejo que camino debo escoger y no me aporta una solución. Dice que es mi decisión y que debo de atenerme a la ley de causa-efecto.



Ya tengo cuatro cuerpos en el armario: el cuerpo físico, el emocional, el mental y el causal.



El espejo es un buen contador de historias. De esas historias o cuentos que nuestra mente almacena como recuerdos infantiles que nos hacían disfrutar.



El espejo me contó esta historia:



Érase una vez un rey de un lejano país confederado.



En el país empezaron a escasear las reservas de oro.



Era un material indispensable para su supervivencia.



El rey nombró una comisión de guerreros y sabios para recorrer diversos países en busca del apreciado metal. Era tan vital el oro para ellos que la falta de metal podría generar diversa enfermedades e incluso acabar con su antigua civilización.



Esta comisión encontró una pequeña región en los confines del reino, que tenía la peculiaridad de tener acceso de paso a todos los países y era zona declarada de libre albedrío.






Esta región estaba destinada para experimentación y almacenaje de información para los componentes del reino.



Al realizar la prospección encontraron oro, cobre y otros metales y presentaron el proyecto al rey.



Tenían un problema que había que solucionar, la mano de obra.



¿Quién se encargaría de realizar el trabajo de las minas y la extracción del oro?






Los pobladores de la región eran muy diversos, consecuencia de la experimentación de los otros países y su nivel de evolución muy rudimentario.






Los sabios solicitaron permiso al rey para realizar una experiencia genética en los pobladores y así crear el tipo de obrero adecuado para el trabajo de las minas.






Al rey le gustó el proyecto y envió un ejército a esta región a las órdenes de dos de sus hijos.






Durante muchos años estuvieron experimentando con estos seres hasta conseguir el tipo adecuado de trabajador andrógino.






Una vez conseguido el objetivo la reproducción se hizo por clonación del más capacitado.



Los restos de los experimentos se destruyeron con agua y con fuego.



Se trabajó duro y en años se fue creando una estructura minera y cada cierto tiempo se trasladaba el oro al país lejano confederado.






Los hijos del rey estaban atrapados en esta región y echaban de menos su país, por lo cual decidieron aumentar el nivel evolutivo de sus trabajadores para conseguir mejores resultados y en su día, dejando unos responsables reales de sangre azul y volver a su país.



Los sabios modificaron genéticamente a estos seres andróginos combinándolos con sus propios genes.






Para dar lugar a la individualización los separaron en sexos opuestos y complementarios. Su reproducción fue sexual.



Para establecer una realeza, los hijos del rey y sus colaboradores se unieron sexualmente al grupo genético recién creado. Y la historia continua…



Durante miles de años el conocimiento solo ha estado en la mesa de unos pocos “elegidos”.






Los que pusieron en su bandera el signo de la paloma, con la filosofía de que el conocimiento tenía que ser secreto y solo accesible a unos pocos iniciados y los que su bandera era la serpiente que pensaban que el conocimiento debía de ser compartido.






Y nosotros pobres mortales en el medio, ahora con unos, luego con los otros.



Luchando para demostrar que la paz es el bien más preciado y compitiendo y engañando para ser el que mayor porcentaje de verdad poseía.



En esto de las guerras y los engaños creo que hemos avanzado mucho, todo lo realizamos de manera más sutil.






El espejo me mira pero no entiendo lo que quiere decirme ¿Me insinúa que las guerras las han montado los dioses?



Un guardia fronterizo, sólo en el desierto, ve todos los días pasar a Noisu-Li (leasé al revés) camino al país vecino con un caballo y dos grandes alforjas.






Sospechando que se dedica al contrabando, le detiene y le ordena abrir las bolsas, pero sólo encuentra arena.



Al día siguiente vuelve a aparecer Noisu-Li y, más desconfiado aún, vuelve a ordenarle abrir las alforjas para encontrar sólo en ellas ramas secas.



Un nuevo día, Noisu-Li, ante la requisitoria del guardia destapa los morrales y sólo aparece paja.



Sigue pasando día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año y la misma situación se repite.
Pasados los años el guardia decide retirarse a disfrutar en paz de su jubilación.






Ese último día vuelve a pasar Noisu-Li, como siempre llevando de la brida al caballo y las alforjas llenas de arena. El guardia vuelve a detenerlo y le promete que siendo su último día, si le dice la verdad lo dejará marchar y no lo denunciará.



Noisu-Li admite que sí, que todos estos años estuvo haciendo contrabando. Asombrado, entonces el guardia le pregunta qué era lo que contrabandeaba ya que el no había podido encontrar nada. Y Noisu-Li le responde:



¡Caballos!

!Queridos amigos tenemos que intentar ver mas allá de la aparente realidad¡






Que la Luz Mayor ilumine a la Luz Menor y la Paz Profunda reine en nuestros corazones






Sagoan



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